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Uruguay, mi paisito!!!!
lunes, 30 de agosto de 2010
jueves, 26 de agosto de 2010
..::..Artistas uruguayos más reconocidos..::..
Carlos Paez Vilaró
José Luis Zorrilla de San Martín - "Brigadier General Jun Antonio Lavalleja" (arriba) "Obelisco a los Constituyentes" (abajo)
Carmelo de Arzadum - "Casa de la familia De León Sánchez" - 1916 (arriba) "Partido de fútbol" - 1919 (abajo)
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José Cúneo - "Luna nueva, ranchos y carreta" - 1933 (arriba) "Luna de pueblo, Florida" - 1931 (abajo)
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Juan Manuel Blanes - "Un episodio de la fiebre amarilla" - 1871 (arriba)
"La paraguaya" - 1879 (abajo)
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martes, 24 de agosto de 2010
Biografía de Juan Manuel Blanes
Biografía de Juan Manuel Blanes:
Nació en Montevideo, el 8 de junio de 1830, aunque otros autores equivocadamente lo señalan siete días antes. Era hijo de don Pedro Blanes, español y de doña Isabel Chilavert, argentina, oriunda de Santa Fe. La escasa documentación sobre los comienzos de su carrera artística sólo nos indica que desde pequeño mostró vocación por el dibujo, pero la necesidad de ayudar a los suyos, le hizo ingresar como tipógrafo en la imprenta de "El Defensor de la Independencia Americana", periódico del partido de Oribe. A los 20 años, pudo Blanes consagrarse por completo a la pintura.
En 1857, se trasladó a Entre Ríos, donde el general Urquiza le encargó que decorase su Palacio de San José, dejando muestras de ser un pintor vigoroso a través de varios trabajos entre los que figuraban ocho óleos de batallas, algunos retratos y la pintura del oratorio. En 1860, regresó a Montevideo y obtuvo del Congreso una pensión para perfeccionar al año siguiente sus estudios en Roma y Florencia, permaneciendo en este último lugar hasta 1864, donde estudió con Antonio Ciseri. Esa influencia de lo académico, originada por Ciseri, se proyectó largamente sobre las obras de Blanes, pudiendo diferenciar de esa actitud principalmente su labor como pintor costumbrista y algunos retratos, así como cuando trató algunos temas que le ofrecía la información del momento. A su regreso la pintura no tenía secretos para Blanes. Sin embargo, se impuso, triunfó a fuerza de voluntad e inspiración. Producía mucho. Era pintor fecundo y desigual. Aparte de sus envíos de pensionado, se estrenó con un retrato ecuestre del presidente paraguayo general Francisco Solano López, hecho el mismo año, y El Bombardeo de Paysandú, pintado en 1856. En el género histórico, obtuvo un clamoroso triunfo con el cuadro de Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires, pintado en 1878, en el cual evocó con realismo conmovedor una de las escenas más dramáticas de aquellos luctuosos días de 1871. Será con la representación de los Drs. Roque Pérez y Manuel Argerich, descubriéndose en el umbral de la pocilga, frente al dolor y la muerte. Con parecido éxito pintó sucesivamente La Muerte del General Venancio Flores, donde realizó seguros y certeros toques sobre el relato de un crimen, sin perder su carácter de noticia; La Revista de Rancagua, obsequio de la República del Uruguay a la Nación Argentina, en 1878, en la que patentizó la emoción extraña, casi angustiosa de la legión chilena, los "hijos de la patria vieja" que marchaban heroicos e impasibles hacia la terrible jornada de Rancagua; El incendio del vapor América, en colaboración con De Martino;
El Retrato de su madre, primer premio de la Exposición de Chile en 1875, juzgado por Zorrilla de San Martín como su obra maestra, el desnudo; las excelencias plásticas de Demonio, mundo y carne, en el que hay que anotar un color trabado con consistencia, que exhibió en la Exposición Internacional de París, en 1900; El asesinato de Florencio Varela; Los últimos momentos del general José Miguel Carrera, que tanto apreciaba Blanes, y que lo expuso con gran éxito en Santiago de Chile en 1873; Como muere un oriental y la figura de La Paraguaya. En el Juramento de los Treinta y Tres Orientales, que Blanes donó al gobierno uruguayo, consagró su nombre. Allí mostró la emoción épica de la gesta de Lavalleja a través del desembarco de los héroes en la playa de la Agraciada para libertar la patria invadida y sojuzgada por el Imperio. Luego de haber decorado la rotonda del Cementerio Central Pintó la Revista de 1855, donde solucionó los más arduos problemas de las telas grandes al identificar patentemente a caballos y caballeros, que los militares obsequiaron al presidente general Santos. Otras dos telas de aventajadas dimensiones y de relevado valor artístico e histórico fueron El General Roca ante el Congreso Argentino, y La Conquista del Desierto, donde también lo representó al frente de las tropas expedicionarias en la margen del Río Negro, por encargos recibidos de la Argentina. Blanes, sin la técnica genial de los grandes pintores franceses finiseculares, supo comprender y hacer sentir la patria en sus creaciones pictóricas, mérito, y virtud que hace olvidar los defectos menores que una crítica demasiado severa señaló en su tiempo. Volvió a Italia en 1879, a vigilar la educación artística de sus hijos y al cabo de cuatro años de ausencia que también fueron de estudio y trabajo, restableció su taller en Montevideo, dedicado principalmente al retrato. Entonces produjo piezas culminantes en ese arte: el Retrato de Carlota Ferreira, donde suelta alegremente los tonos de su paleta, traduce con claridad pictórica las calidades del físico de su modelo y las prendas de su vestimenta. Se destacan dentro del mismo molde la austeridad del Retrato de su hermano Mauricio Blanes, la placidez risueña del retrato de su madre, o las de José María Castellanos, de Besnes e Irigoyen, de Jaime Roldós y Pons, de Pedro Márquez y otros. En su galería figuran además los retratos de Flores, Rivera, Tajes, Pagola, Osorio, Solano López y Artigas. De los personajes de sus temas folklóricos, el gaucho es no sólo el principalmente tratado, sino también el más sentido. Cuando lo interpreta realiza impresiones típicas del gauchaje indolente que se recuesta en palenques y tranqueras o cuando no se sacude en domas, enlazadas y boleos. Blanes allí se permite una libertad que no es habitual en sus trabajos, y logra así obras perdurables. Puede que en el artista, pese a la emoción que ese personaje le provocaba, privara el concepto de la época, según el cual la categoría del tema jerarquizaba a la obra; si así hubiera sido, las conclusiones de la estimación posterior resultarían un tanto paradójicas puesto que aún sin llegar a considerar a sus pinturas de gauchos como sus obras más valederas, -muchas veces se ha estimado que es en ellas donde mejor se advierten sus grandes condiciones de pintor. La muerte trágica de su hijo Juan Luis y la misteriosa desaparición de Nicanor, el último que sobrevivía, atormentaron los últimos años de Blanes, en medio de su salud quebrantada, falleciendo en Pisa (Italia), el 15 de abril de 1901, cuando proyectaba terminar su último gran lienzo "La Batalla de Sarandí", en el que venía trabajando desde hacía tiempo. Desde entonces, las generaciones rioplatenses lo han recordado como uno de los mayores artistas de su tiempo y le rinden el homenaje de la posteridad. Una Exposición Retrospectiva fue realizada en Montevideo en 1941, guiada por Raúl Montero Bustamante. Desde el número de piezas recogidas. documentos reunidos, redacción y publicación de un Catálogo tan completo en su parte escrita como gráfica, y la cantidad de conferencias y comentarios, se consiguió un estudio exhaustivo sobre la vida y obra del artista uruguayo. En 1941, se realizó en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, otra exposición de 219 cuadros y dibujos de Blanes. Montevideo ha dado su nombre a una calle como también Buenos Aires.
Fuente: http://www.todo-sobre.com
Nació en Montevideo, el 8 de junio de 1830, aunque otros autores equivocadamente lo señalan siete días antes. Era hijo de don Pedro Blanes, español y de doña Isabel Chilavert, argentina, oriunda de Santa Fe. La escasa documentación sobre los comienzos de su carrera artística sólo nos indica que desde pequeño mostró vocación por el dibujo, pero la necesidad de ayudar a los suyos, le hizo ingresar como tipógrafo en la imprenta de "El Defensor de la Independencia Americana", periódico del partido de Oribe. A los 20 años, pudo Blanes consagrarse por completo a la pintura.
En 1857, se trasladó a Entre Ríos, donde el general Urquiza le encargó que decorase su Palacio de San José, dejando muestras de ser un pintor vigoroso a través de varios trabajos entre los que figuraban ocho óleos de batallas, algunos retratos y la pintura del oratorio. En 1860, regresó a Montevideo y obtuvo del Congreso una pensión para perfeccionar al año siguiente sus estudios en Roma y Florencia, permaneciendo en este último lugar hasta 1864, donde estudió con Antonio Ciseri. Esa influencia de lo académico, originada por Ciseri, se proyectó largamente sobre las obras de Blanes, pudiendo diferenciar de esa actitud principalmente su labor como pintor costumbrista y algunos retratos, así como cuando trató algunos temas que le ofrecía la información del momento. A su regreso la pintura no tenía secretos para Blanes. Sin embargo, se impuso, triunfó a fuerza de voluntad e inspiración. Producía mucho. Era pintor fecundo y desigual. Aparte de sus envíos de pensionado, se estrenó con un retrato ecuestre del presidente paraguayo general Francisco Solano López, hecho el mismo año, y El Bombardeo de Paysandú, pintado en 1856. En el género histórico, obtuvo un clamoroso triunfo con el cuadro de Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires, pintado en 1878, en el cual evocó con realismo conmovedor una de las escenas más dramáticas de aquellos luctuosos días de 1871. Será con la representación de los Drs. Roque Pérez y Manuel Argerich, descubriéndose en el umbral de la pocilga, frente al dolor y la muerte. Con parecido éxito pintó sucesivamente La Muerte del General Venancio Flores, donde realizó seguros y certeros toques sobre el relato de un crimen, sin perder su carácter de noticia; La Revista de Rancagua, obsequio de la República del Uruguay a la Nación Argentina, en 1878, en la que patentizó la emoción extraña, casi angustiosa de la legión chilena, los "hijos de la patria vieja" que marchaban heroicos e impasibles hacia la terrible jornada de Rancagua; El incendio del vapor América, en colaboración con De Martino;
El Retrato de su madre, primer premio de la Exposición de Chile en 1875, juzgado por Zorrilla de San Martín como su obra maestra, el desnudo; las excelencias plásticas de Demonio, mundo y carne, en el que hay que anotar un color trabado con consistencia, que exhibió en la Exposición Internacional de París, en 1900; El asesinato de Florencio Varela; Los últimos momentos del general José Miguel Carrera, que tanto apreciaba Blanes, y que lo expuso con gran éxito en Santiago de Chile en 1873; Como muere un oriental y la figura de La Paraguaya. En el Juramento de los Treinta y Tres Orientales, que Blanes donó al gobierno uruguayo, consagró su nombre. Allí mostró la emoción épica de la gesta de Lavalleja a través del desembarco de los héroes en la playa de la Agraciada para libertar la patria invadida y sojuzgada por el Imperio. Luego de haber decorado la rotonda del Cementerio Central Pintó la Revista de 1855, donde solucionó los más arduos problemas de las telas grandes al identificar patentemente a caballos y caballeros, que los militares obsequiaron al presidente general Santos. Otras dos telas de aventajadas dimensiones y de relevado valor artístico e histórico fueron El General Roca ante el Congreso Argentino, y La Conquista del Desierto, donde también lo representó al frente de las tropas expedicionarias en la margen del Río Negro, por encargos recibidos de la Argentina. Blanes, sin la técnica genial de los grandes pintores franceses finiseculares, supo comprender y hacer sentir la patria en sus creaciones pictóricas, mérito, y virtud que hace olvidar los defectos menores que una crítica demasiado severa señaló en su tiempo. Volvió a Italia en 1879, a vigilar la educación artística de sus hijos y al cabo de cuatro años de ausencia que también fueron de estudio y trabajo, restableció su taller en Montevideo, dedicado principalmente al retrato. Entonces produjo piezas culminantes en ese arte: el Retrato de Carlota Ferreira, donde suelta alegremente los tonos de su paleta, traduce con claridad pictórica las calidades del físico de su modelo y las prendas de su vestimenta. Se destacan dentro del mismo molde la austeridad del Retrato de su hermano Mauricio Blanes, la placidez risueña del retrato de su madre, o las de José María Castellanos, de Besnes e Irigoyen, de Jaime Roldós y Pons, de Pedro Márquez y otros. En su galería figuran además los retratos de Flores, Rivera, Tajes, Pagola, Osorio, Solano López y Artigas. De los personajes de sus temas folklóricos, el gaucho es no sólo el principalmente tratado, sino también el más sentido. Cuando lo interpreta realiza impresiones típicas del gauchaje indolente que se recuesta en palenques y tranqueras o cuando no se sacude en domas, enlazadas y boleos. Blanes allí se permite una libertad que no es habitual en sus trabajos, y logra así obras perdurables. Puede que en el artista, pese a la emoción que ese personaje le provocaba, privara el concepto de la época, según el cual la categoría del tema jerarquizaba a la obra; si así hubiera sido, las conclusiones de la estimación posterior resultarían un tanto paradójicas puesto que aún sin llegar a considerar a sus pinturas de gauchos como sus obras más valederas, -muchas veces se ha estimado que es en ellas donde mejor se advierten sus grandes condiciones de pintor. La muerte trágica de su hijo Juan Luis y la misteriosa desaparición de Nicanor, el último que sobrevivía, atormentaron los últimos años de Blanes, en medio de su salud quebrantada, falleciendo en Pisa (Italia), el 15 de abril de 1901, cuando proyectaba terminar su último gran lienzo "La Batalla de Sarandí", en el que venía trabajando desde hacía tiempo. Desde entonces, las generaciones rioplatenses lo han recordado como uno de los mayores artistas de su tiempo y le rinden el homenaje de la posteridad. Una Exposición Retrospectiva fue realizada en Montevideo en 1941, guiada por Raúl Montero Bustamante. Desde el número de piezas recogidas. documentos reunidos, redacción y publicación de un Catálogo tan completo en su parte escrita como gráfica, y la cantidad de conferencias y comentarios, se consiguió un estudio exhaustivo sobre la vida y obra del artista uruguayo. En 1941, se realizó en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, otra exposición de 219 cuadros y dibujos de Blanes. Montevideo ha dado su nombre a una calle como también Buenos Aires.
Fuente: http://www.todo-sobre.com
Biografía: Fernán Silva Valdés
Fernán Silva Valdés
Nacido en Montevideo el 15 de octubre de 1887 y fallecido en la misma ciudad el 9 de enero de 1975, Fernán Silva Valdés ha sido el poeta uruguayo más representativo de la corriente denominada nativismo. Sus libros de poemas más importantes, fueron los titulados “Agua del tiempo” (1921), “Poemas Nativos” (1925), “Intemperie” (1930), “Romances chúcaros” ( 1933) y “Romancero del Sur” (1938).Según su propia referencia, a los 14 años ya escribía versos. Criado en el campo - en Sarandí del Yí, Departamento de Durazno - relató que el “Martín Fierro” y el “Fausto” eran libros que llevaba en el “recado” de su caballo; y que ya mayor lo atraían vivamente las actividaes del campo, en las estancias, donde se sentía inmerso en su medio natural.
Silva Valdés inició su producción literaria en el año 1913, publicando un pequeño libro de poemas que tituló “Ánforas de Barro”; el cual fue seguido en 1917 con “Humo de Incienso”. Ambos respondían al estilo todavía predominante del modernismo.
En esa época, poco antes de la década de 1920, la poesía uruguaya había agotado la extraordinaria veta poética que bajo la figura señera de Julio Herrera y Reissig había representado el modernismo; que con el nicaragüense Rubén Darío había alcanzado todos los ámbitos de la poesía en español. Pero el modernismo había agotado prácticamente sus temas, y ya hacía un abuso del exotismo; es decir, el gusto por la presentación de temas, imágenes y expresiones extraídas de los componentes culturales de la antigüedad griega y de otros orígenes europeos. El modernismo estaba prácticamente reducido a una repetición de expresiones puramente formales repletas de referencias exotistas, casi siempre sin contenido poético.
- Como reacción contra esa orientación, ya se había manifestado anteriormente la corriente del americanismo. En la segunda mitad de la década de 1910, surgió con especial impulso la corriente que fue llamada del neo-americanismo, que ya no planteaba la cuestión en términos de nacionalismo trasladado a la literatura y especialmente a la poesía, sino en términos de utilización de temas e instrumentos estéticos vinculados a las circunstancias de la vida real en estos países.
Se pregonaba el alejamiento de temas e imágenes propios de la antigua mitología griega, o de la época medieval de la caballería y los trovadores, pastores y aldeanas, o de estirpe afrancesada propias de los castillos de la nobleza de la época de los Luises o de los barrios pintorescos del París de la época anterior a la Gran Guerra; y recoger los elementos de la literatura en la vida real de los pueblos del área del Río de la Plata y de la vida de los hombres de sus campos.
De tal manera, al mismo tiempo que en Europa surgiera un nuevo movimiento de estética poética, el llamado vanguardismo que buscaba también alejarse de los moldes del modernismo; en el Uruguay surgió hacia 1920 un grupo de críticos literarios y de cultores de la poesía que se denominó nativista; que pretendía un retorno a los motivos nacionales.Como dice un comentarista, en la poesía nativista comienzan a aparecer los temas del ombú, el pago y el potro.
- Sin embargo, a pesar de que ya para esa época la vida de la sociedad uruguaya había evolucionado bastante hacia un modelo predominantemente urbano, con un tipo de temas y de imágenes propio, (que se reflejara principalmente en el teatro con Florencio Sánchez), el nativismo escogió una temática vinculada a los estilos y condiciones de vida más tradicionales, invocando un criollismo hasta cierto punto en vías de desaparición y una imaginería gauchesca que, aunque era de raigambre indudablemente local, ya para entonces estaba muy idealizada.
Los dos primeros libros de Fernán Silva Valdés, anteriormente citados, “Ánforas de Barro” y “Humo de incienso”, respondían claramente a los modelos del modernismo; plenos de referencias a elementos europeos y de exotismos históricos.
- Habiéndose radicado temporalmente en París - como muchos jóvenes rioplatenses de buena posición de esa época - Silva Valdés participaba del estilo de vida habitual de quienes transcurrían su dorada juventud en la Ciudad Luz, y en los círculos de quienes aspiraban a convertirse en intelectuales y artistas destacados.
Por esa época, Silva Valdés fue presa de una gran alteración de su equilibrio psíquico, que sus comentaristas atribuyen a un importante choque emocional a la vez amoroso y literario, y que lo llevó a ser recluído en una clínica psiquiátrica presa de una importante neurosis.
- Retornado al Uruguay - y también repitiendo el curso de vida de otros jóvenes rioplatenses de su tiempo - dejó en París a su amante juvenil; y aquí contrajo matrimonio y se insertó en sus mejores tradiciones familiares. Asimismo, experimentó un cambio radical en su producción literaria.
En un poema titulado “Motivo de vidalita” - adecuado para ser entonado con el acompañamiento de guitarra ejecutando ese motivo musical campero típicamente uruguayo - expuso su anterior actitud poética, describiéndose como “un poeta pálido y marchito”, amante de “mujeres rubias”, y sosteniendo que “Manchado de orgía, alto y decadente, yo me desteñía como un sol poniente.”
Al respecto, dice Alberto Zum Felde que “descolgó la vieja guitarra de los payadores y se puso a pulsarla de nuevo”.
Su poema “Capitán de mis sombras” tiene como tema las exhortaciones que a la juventud criolla realizan todos sus ancestrales antepasados, instándole a hacer punta y cantar el criollismo, “que para eso sos el payador”.
- Como antecedente de su estilo, se menciona al poeta argentino Fernández Moreno, que ya antes de 1920 había impulsado en su país una reacción contra el simbolismo modernista.
Silva Valdés produjo a partir de 1921 un tipo de poesía alusiva a los motivos tradicionales gauchescos, pero sin incurrir en un persistente y exagerado empleo del lenguaje gauchesco. Su poesía se distingue así de la típica poesía gauchesca, en que es un gaucho mismo quien la expresa o se hacen relatos directamente descriptivos de las actividades propias de los gauchos.
Escribiendo en un lenguaje en que abundan los modismos rioplatenses más bien urbanos y diversas expresiones familiares del medio, utiliza sin embargo un formato idiomático depurado, que cuando emplea formas aparentemente desaliñadas lo hace con pleno cuidado y conciencia. Como indudable emanación de su pasado literario modernista, su poesía, a pesar de su indudable tonalidad y temática nativa, se presenta como la obra de un hombre culto y refinado; y no como la expresión del rudo hombre de campo casi siempre analfabeto, que expone lo más primario de sus sentimientos.
- En épocas posteriores, modificó en cierto modo su enfoque temático, apartándose en alguna medida de la figura del criollo tradicional, para incorporar el universo resultante de la inmigración europea. En su libro “Poemas Nativos” había incluído un poema final titulado “Hombres rubios en nuestros campos”; y en “Intemperie” su “Canto al hombre esperado”, en que recoge como componente de la sociedad criolla la incorporación del forastero de origen europeo, llamado a permanecer y a integrarse en esa sociedad, a la cual terminaría confiriendo sus caracteres predominantes.
- Otras obras destacables de Fernán Silva Valdés son sus “romances” - “Romancero del Sur” y “Romances chúcaros” - en que en forma similar a como los antiguos relatos versificados del romancero castellano contaban la vida y hazañas de antiguos caballeros y cruzados, relata circunstancias de la vida criolla y presenta la estampa de sus caudillos.
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- Asimismo, Silva Valdés ha frecuentado en su obra poética temas de origen urbano, aunque siempre predominen los de estirpe campera. Pero se trata de una presentación de imágenes urbanas propias del lugar y la época, en que aparecen elementos típicamente rioplatenses como marco de los temas y tipos humanos de que trata.
En su libro “Agua del tiempo” aparecen poemas que presentan motivos arrabaleros como “El Tango”, “La Giradora”, “La Cicatriz” y “Cabaret Criollo”.
En ese sentido, su poesía nativista es asimismo altamente realista, orientada también a frecuentar los temas del arrabal y de los ambientes habituales de las letras de tangos de su época fermental en las décadas entre 1920 y 1940.
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En el teatro, su actividad autoral también fue importante. Ya en 1936 fue estrenado en el Teatro Colón de Buenos Aires su ballet “Mburucuyá”, con música del también uruguayo Eduardo Fabini. En 1952, la Comedia Nacional estrenó en el Teatro Solis de Montevideo su “leyenda gaucha” “Santos Vega”; a la que siguieron “Barrio Palermo”, “Por la Gracia de Dios”, “Pulgarcito”, “El Testigo”, “Los Hombres Verdes”, “Vidas de dos Cuchillos”.
- Otras obras de Fernán Silva Valdés fueron “Leyendas” (1936); “Cuentos y leyendas del Río de la Plata” (1941), “Cuentos del Uruguay” (1945), “Leyendas americanas” (1945), “Tradiciones y costumbres uruguayas”, la leyenda gauchesca para teatro, “Santos Vega” (1952); el libro a la vez en prosa y en verso “Lenguaraz” (1955) y “Barrio Palermo” (1958).
También escribió varias obras para niños, en 1930 “Poesías y leyendas para niños”; “Ronda catonga” en 1941 y “Corralito” en 1944.
En el año 1966, la Colección Clásicos Uruguayos editada por el Estado uruguayo, publicó una muy completa antología de su obra.
martes, 17 de agosto de 2010
Células al microscopio
Óvulo y espermatozoides.
Células de piel humana.
Neurona.
Cloroplastos.
Estoma.
viernes, 13 de agosto de 2010
Una célula y sus partes
Para tener una idea de tamaños.
Diferencias entre célula animal y célula vegetal
Célula vegetal
Célula animal
1. Pared Celular y Membrana Plasmática
Pared Celular: Es un recubrimiento de la célula, compuesto por carbohidratos y proteínas, presente principalmente en bacterias (procariotas) y plantas (pared de celulosa).
Membrana plasmática: Se trata de una estructura elástica muy delgada. Su estructura básica es una película delgada de lípidos, que funciona como barrera al paso de agua y sustancias hidrosolubles entre el líquido extracelular y el líquido intracelular.
2. Los organelos, características y función
Microtúbulos. Son parte del citoesqueleto, encargados del transporte intracelular.
Aparato de Golgi o Complejo de Golgi: Organelo membranoso, formado por un conjunto de sacosfunciones son:almacenamiento y empaquetamiento de sustancias, como lípidos y proteínas, y secreción de ellas. aplanados, sus
Mitocondria (sólo eucariotas). Sus funciones son: La respiración celular ("central eléctrica"), tienen dos membranas, una interna y otra externa, tiene su material genético propio, tiene enzimas respiratorias.
Lisosoma (sólo eucariotas animales). Son unos sacos esféricos que contienen enzimas(digestivas), y digieren la materia orgánica. Se encargan de la digestión celular.
Retículo Endoplásmico (R.E.). Este se puede dividir en retículo endoplásmico liso y rugoso, y sus funciones son: servir de transporte de materiales. Y las funciones particulares son: Retículo endoplásmicontesis de lípidos. Retículo endoplásmico rugoso: Tiene ribosomas que se encargan de la síntesis de proteínas.
Ribosomas. Son componentes celulares no membranosos. Se pueden encontrar aislados en el retículo endoplásmico rugoso, su función en ambos casos es la síntesis de proteínas.
Flagelo. Son, una especie de organelos pequeños que utilizan moléculas de ATP, para darle movilidad a la célula (por ejemplo, el espermatozoide).
Cloroplastos (exclusivo de vegetales). Los cloroplastos son receptores de la energía luminosa, que convierten en energía química del ATP para la biosíntesis de la glucosa y otras biomoléculas orgánicas a partir del dióxido de carbono, agua y otros precursores. El oxígeno se genera en las plantas durante la fotosíntesis. Los cloroplastos son la principal fuente de energía de las células fotosintéticas expuestas a la luz.
Vacuola: Las vacuolas segregan productos de desecho de las células vegetales y eliminan sales y otros solutos cuya concentración aumenta gradualmente durante el tiempo de vida de la célula. Almacenan productos de nutrición o de desecho y agua. A veces algunos solutos cristalizan en el interior de las vacuolas, se encuentran básicamente en vegetales y tienen gran tamaño, en animales son menos frecuentes y tienen menor tamaño.
3. El núcleo.
Es el componente más grande de la célula, y sus funciones son: almacenar, transcribir y transmitir, la información almacenada en el ADN.
Cromosoma
En citología, nombre que recibe una diminuta estructura filiforme formada por ácidos nucleicos y proteínas presente en todas las células vegetales y animales.El cromosoma contiene el ácido nucleico, ADN, que se divide en pequeñas unidades llamadas genes. Éstos determinan las características hereditarias de la célula u organismo. Las células de los individuos de una especie determinada suelen tener un número fijo de cromosomas, que en las plantas y animales superiores se presentan por pares.
El ser humano tiene 23 pares de cromosomas. En estos organismos, las células reproductoras tienen por lo general sólo la mitad de los cromosomas presentes en las corporales o somáticas. Durante la fecundación, el espermatozoide y el óvulo se unen y reconstruyen en el nuevo organismo la disposición por pares de los cromosomas; la mitad de estos cromosomas procede de un parental, y la otra mitad del otro.
Propiedades
- Todos los individuos de una misma especie tienen el mismo número de cromosomas.
- Los cromosomas se duplican durante la división celular y, una vez completada, recuperan el estado original.
- Los cromosomas de una célula difieren en tamaño y forma, y de cada tipo se encuentran dos ejemplares, de modo que el número de cromosomas es de 2N (esta propiedad se denomina diploidía)
- Durante la formación de células sexuales (meiosis) el número de cromosomas baja a N. La fertilización del óvulo por el espermatozoide, restaura el número de cromosomas a 2N, de los cuales N proceden del padre y N de la madre.
- Además de los cromosomas usuales que forman parejas, existen los cromosomas X e Y que condicionan el sexo. El cromosoma X está presente en dos copias en las hembras, mientras que los varones tienen un cromosoma X y un cromosoma Y. La asignación del sexo a un solo par de cromosomas explica la proporción aproximadamente igual de varones y hembras.
(Fuente: Enciclopedia Médica: Ferato.com)
Función celular:Función de relación:
- Irritabilidad (sensibilidad o excitabilidad):
- Es la capacidad que tienen las células de percibir un cambio (estímulo) en las condiciones físicas del medio y reaccionar adecuadamente ante él.
- Las formas de reaccionar son muy variadas. Lo normal es que respondan con desplazamientos. A veces cuando las condiciones no son favorables las células se enquistan (amebas).
- Movimiento
- A los desplazamientos se les denomina “Taxis” o “Tactismos”
- Positivos movimiento hacia el estímulo
- Negativos movimiento alejándose del estímulo.
- Según la naturaleza del estímulo:
- Mecánico: tigmotactismo (punta de compás)
- Químico: quimiotactismo (gota de solución salina)
- Luz: fototactismo.
- Gravedad: geotactismo
- Temperatura: termotactismo.
- Autótrofa:
- Intercambio de sustancias a través de la membrana.
- Metabolismo.
- Transporte de sustancias.
- Excreción de los productos del metabolismo.
- Heterótrofa
- Ingestión de alimento
- Digestión de alimento
- Egestión (defecación)
Poesía Nativista - Fernán Silva Valdés - "El rancho"
El rancho
Retobado de barro y paja brava; insociable, huyendo del camino. No se eleva, se agacha sobre la loma como un pájaro grande con las alas caídas. Gozando de estar solo, y atado a la tranquera a ras de tierra por el tiento torcido de un sendero, se defiende del viento con el filo del techo. Su amigo es el chingolo; su centinela gaucho el terutero. Por la boca pequeña de una ventana apura el mediodía en un solo bostezo: de mañana despierta con el canto de un gallo y de noche se duerme con el llanto de un niño Es creyente a la vez que fatalista: a supersticioso nadie lo iguala: se persigna al chistido de la lechuza o se tapa los ojos por no ver la "luz mala". Y se encorva de miedo cuando aúllan los perros -con las cerdas del lomo despeinadas- porque pasa la Muerte, chúcara e invisible, montada en pelo en la yegua sin freno de la leyenda. Es torvo como el gaucho hasta en su mansedumbre; como aspira tan poco, nunca sale de pobre; y guarda con orgullo, como único tesoro, -expuestas en un marco con alardes artísticos- la estampa de un caudillo y una divisa bordada en oro. Ni altivo, ni bizarro; humilde, nada más; ignorante a la gracia y al donaire, adornan su mal gesto curtido de intemperie un nido de hornero y un clavel del aire. Es viejo ya, sus quinchas han visto tres patriadas; agringarse los criollos, acriollarse los gringos; si no le salen canas le nacen cicatrices, y aceptando el destino de concluir en tapera, mira pasar los años y crecer los "gurises", echado boca abajo y con el lomo al sol. En los atardeceres en que se pone triste revisa sus recuerdos de un vistazo hacia adentro, y encuentra cuatro fechas que lo hicieron vibrar; cuatro fechas que son los puntos cardinales de su emoción: Una boda, un velorio, un nacimiento y una revolución. Cuando se quede solo, sin poder contra el viento, y caiga de rodillas, será tan poca cosa, su historia tan vulgar: un placer, una cuita, que cabrá en las seis cuerdas de una guitarra y en los seis suspiros de una vidalita. |
De "Agua del Tiempo"
Poesía Nativista - Fernán Silva Valdés- "Gaucho"
Gaucho
Gaucho:
Naciste en la juntura de dos razas
como en el tajo de dos piedras
nacen los talas.
Con un poco de tierra y otro poco de cielo,
amasaste el adobe para construir tu rancho
-mismo como el hornero-.
Por eso yo te veo ascendencia de pájaro.
Eras,
una mitad liada abajo y otra mitad hacia arriba;
una mitad de tierra y otra mitad de cielo;
un mitad de carne y otra mitad de alas;
carne tu forma física;
alón tu forma lírica;
y si eso no bastara para llamarte alado:
alas en tu caballo,
alas en tu sombrero,
alas todo tu poncho.
alas, a media espalda flameando en tu pañuelo;
y alas también llevabas fijas en los talones:
las agudas rodajas de tus espuelas.
Gaucho:
naciste en la juntura de dos razas
como nacen los talas
en el tajo de dos piedras. Fernán Silva Valdés
De "Intemperie"
Poesía Nativista - Fernán Silva Valdés - "El indio"
Venía
no se sabe de dónde.
Usaba vincha como el benteveo,
y penacho como el cardenal.
Si no sabía de patrias sabía de querencias.
Lo encontró el español establecido:
pescador en los ríos, cazador en los bosques,
bravío en todas partes y cerrándole el paso
con arreos de guerra, vivo o muerto;
siempre como un estorbo, siempre como una cuña
entre él y el horizonte.
Modelado en barro de rebeldías,
pasa como una sombra, desnudo y ágil,
por los senderos ásperos de la Leyenda.
Esbelto, musculoso, retobado en hastío,
entre el cobre y el rojo estaba su color;
una señal de guerra le hacía punta a su instinto
y entonces, por sus venas
en vez de correr sangre, corría sol.
Estético instintivo
se ponía en el rostro los más vivos colores,
y en la cabeza plumas, como las aves bellas;
si el exceso de adornos no lo hacía más indio
cuanto más se adornaba se sentía más hombre.
Señor de la comarca,
por un pleito de caza con la tribu vecina
blandía su coraje afilado en el viento;
como los troncos de la flora indígena
era dulce por fuera y era duro por dentro;
su única dulzura temblaba en su lenguaje,
como en las ramas de la flora india
tiemblan las pitangas.
Vadeaba los arroyos en canoas;
entraba a las querencias de las fieras
o ambulaba durante varias lunas
en una aspiración horizontal
-curtido de intemperie,
rojo de sol o húmedo de tormentas-
en los días rayados de chicharras
o en las noches tubianas de relámpagos.
La conquista española enderezó sus rumbos:
y las tribus que erraban por rutas diferentes
se ataron en un haz, alrededor de un jefe,
para rodar a un tiempo como las boleadoras.
No sabía reír ni sabía llorar;
bramaba en la pelea como los pumas
y moría sin ruido, cuando mucho
con un temblor de plumas, como mueren los pájaros.
FERNAN SILVA VALDEZ
Poeta nativista uruguayo 1887 - 1975
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