El mandala es un círculo “mágico” con efectos relajantes que actúa sobre nosotros armonizando nuestro mundo interior con el exterior.
Los mandalas están inspirados en la naturaleza, reproducen sus simetrías y sus colores en una estructura con forma de círculo, el patrón mandala por excelencia. Es la forma geométrica más perfecta, usada durante milenios para ilustrar la totalidad y la verdad.
Se puede decir, que hay tantos mandalas como individuos en el mundo y, sin embargo, en esencia, todos son iguales.
Mandalas en el mundo
"Mas allá de la cultura y la época que lo exprese, el mandala
hace referencia al camino hacia la unidad del ser"
En la cultura egipcia, los mandalas eran utilizados debido a la fuerza que estos transmitían, llenando de energía el lugar y como instrumento de meditación profunda. También se usaban dentro de las casas para atraer la energía o transmutar (o cambiar) la negativa en positiva, así como para crear armonía y balance en la morada.
En la civilización China aun en la actualidad, son utilizados para generar abundancia y prosperidad así como para fortalecer la salud.
En tribus indígenas americanas se hacen presentes en coloridos bordados adornados con plumas y animales nativos.
En algunas tradiciones se empleaban como protección contra los malos espíritus y como una especie de amuleto para promover la valentía y el coraje.
Los nativos Navajo celebraban ceremonias elaboradas, las cuales incluían oraciones y pinturas de arena representando diversos mandalas. Estos no eran permanentes, invocaban a los seres sagrados a la vez que servían como altares provisionales. Se dibujaban dentro de los hogares beneficiando, con cada mandala, no solo a los habitantes de esa casa, sino también a todos los miembros de la tribu.
A pesar de que los mandalas se encuentran presentes en cada rincón del mundo, sus origenes nacen en el Janaismo, Tantrismo, Hinduismo, Budismo y lamaísmo.
Su nombre hace referencia al sánscrito, en tibetano es KYLKHOR (KYL: centro KHOR: circulo) literalmente seria "el centro de los alrededores".
Los mandalas tibetanos de arena suelen elaborarse a pedido de la comunidad con la intención de traer paz y armonía al mundo, a un lugar determinado y a sus habitantes; también son utilizados como valiosas bendiciones y como instrumentos de meditación activa, cuya esencia descansa en su construcción.
Estos mandalas poseen significados externos, internos y secretos. En el aspecto externo representan al mundo en su forma divina, en el interno un mapa a trabes del cual la mente ordinaria puede transformarse en la experiencia de la iluminación, y en el aspecto secreto, muestran el balance perfecto entre las energías sutiles del cuerpo y de la clara dimensión de la luz de la mente.
Cada parte de un mandala posee un significado, representa algún aspecto de la sabiduría o recuerda al que medita del principio que marca su camino. Cada tipo de mandala enseña una lección distinta.
Mandala es sinónimo de espacio sagrado. Pareciera ser que existe mas allá de una cultura en particular, incluso al margen de ésta, hallamos mandalas en el mundo natural, y más allá de nuestro planeta Tierra nos encontramos con el espacio y sus maravillosas formas cósmicas.
Colores, formas y números
Cada vez que se comience a realizar un mandala, hay que empezar de cero. El momento presente es el que cuenta y no lo que sepamos de colores y formas. Hay que dejar que los colores, las formas y los números hablen a trabes de nosotros.
Si bien existe una simbología básica, hay que tener en cuenta los aspectos subjetivos que hacen a cada persona. Así lo que para algunos es hermoso para otros no. Por esta sencilla razón, el mejor análisis y la interpretación mas certera, es la que uno realiza con la simple observación del mandala.
Cada color posee un aspecto positivo y un aspecto negativo, por eso es esencial la auto observación y el estudio detallado del momento en el que se realiza un mandala.
El estudio objetivo de nosotros mismos equivale también a aceptar, aquellos aspectos propios, que tal vez no nos gusten. El mandala es una especie de reflejo interior. La posibilidad de cambio esta siempre presente. Se trata de mirar con los ojos del alma.
Los colores hablan. Vibran con una frecuencia determinada. Cuando un color es integrado a otro, son como las notas musicales que juntas producen una sinfonía. Su complejo mensaje llega de forma instantánea a nuestra comprensión intuitiva.
La mejor lectura de un mandala se lleva a cabo con las "sensaciones" que este despierta en quien lo observa.
¡¡¡Que te quede muy lindo!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario